Lo de ir a terapia hace tiempo que dejó de ser tabú, ¿no?
Nadie lo había pedido, pero he aquí un nuevo episodio de Terapia Deportiva, el segundo del año. A estas alturas se nota la carga de partidos (inexistente, en realidad): Gonzalo se resiente por segunda semana consecutiva y escuchará el programa desde casa, si es que lo escucha. La buena noticia —o la mala, la peor, la que manda temporadas a la basura— es que Jorge vuelve de su cesión y rompe con la regencia de Rafa, que tendrá que volver a conformarse con el título de Conde de Linares, no más. Álex se mantiene firme en el once, como su Almería o como Nacho Fernández, su homólogo de antaño en el Real Madrid.
El sábado tuvo lugar el derbi madrileño, sí, el de los Madriles, el de Madriz, el de la metrópoli, el de la capital. Dio que hablar por lo que es y porque además nosotros convertimos todo en materia de debate, de debate absurdo: que si el árbitro ha estornudado, que si Bellingham se ha rascado el codo o que si Simeone ha hablado en argentino de Buenos Aires o en argentino de Córdoba. Damos mucha pereza. Y es que, efectivamente, para eso nació Terapia Deportiva: para hablar de lo que todo el mundo habla. El derbi, penaltis y penaltitos, la Champions, el Manchester City o cómo hacer que un equipo de tercera división te marque desde el centro del campo, de Guardiolas y Ancelottis, de Lamines y Vargas, todo eso, lo típico, en esta nueva entrega de Terapia Deportiva. ¡No te lo pierdas!