UN MAYOR INTERVALO ENTRE LAS DOSIS CONTRA EL COVID-19 PUEDE INCREMENTAR LA PRODUCCIÓN DE ANTICUERPOS, SEGÚN UN ESTUDIO
Un intervalo más largo entre dosis primarias de la vacuna contra el COVID-19 puede llegar a aumentar la producción de anticuerpos hasta nueve veces. Así lo ha constatado una nueva investigación, presentada en el Congreso Europeo de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas (ECCMID) de este año en Lisboa.
Conocer la respuesta inmunitaria a la vacunación contra el COVID-19 es imprescindible para mejorar el control del virus y reducir el número de muertes. Este ha sido el objetivo principal de la investigación y para comprender qué factores son los que afectan a la respuesta de los anticuerpos después de la vacunación con Pfizer/BioNTech, la doctora Ashley Otter y el resto del equipo de investigadores de la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido (UKHSA) registraron los niveles de anticuerpos en muestras de sangre de cerca de 6.000 trabajadores sanitarios del Reino Unido, inscritos en el estudio SIREN (Infección y Reinfección del SARS-CoV-2 y Evaluación).
El estudio dividió a los participantes en dos grupos. Por un lado, los que sí habían estado infectados previamente y por otro los que no tenían antecedentes de infección. Después de la primera dosis, los individuos con una infección previa presentaron niveles de anticuerpos diez veces más altos que las personas que no se habían infectado, y tras la segunda dosis se replicaba la misma dinámica, los anteriormente infectados desarrollaron más del doble de anticuerpos que los que no habían pasado el COVID-19.
Con respecto a los intervalos de dosificación, se observó que un intervalo más largo entre dosis estaba asociado con niveles de anticuerpos hasta nueve veces más altos en los participantes que no habían estado infectados con anterioridad, un efecto que se pronunciaba en el caso de los participantes más jóvenes.
En el caso de los que recibieron la primera vacuna después de haberse infectado, los intervalos entre la primera dosis y la segunda no afectaron a los niveles de anticuerpos. Sin embargo, sí que se pudo relacionar un nivel más alto de anticuerpos con un intervalo más largo entre la infección y la primera vacuna.
De hecho, los participantes que recibieron la primera dosis ocho meses después de la infección registraron niveles de anticuerpos siete veces más altos que los que fueron vacunados tres meses después de la infección. Los datos mostraron una meseta después de los ocho meses por lo que puede concluirse que ocho meses, después de la infección primaria, es el mejor momento para recibir la primera vacuna en aquellas personas con infección previa.
Cabe destacar que de manera general el análisis muestra que todos los individuos presentaron una respuesta inmunitaria muy elevado tras la segunda dosis, independientemente del tiempo transcurrido entre dosis o entre la infección y la vacunación.
La doctora Otter señala que el estudio "muestra que un tiempo más largo entre la dosis de la vacuna 1 y la dosis 2 da lugar a respuestas de anticuerpos más altas en los participantes ingenuos, lo que apoya firmemente la decisión del JCVI y del gobierno del Reino Unido de alargar el intervalo entre las dosis de la vacuna".
Asimismo, cuenta que también han podido demostrar que "las personas con infección previa, el tiempo entre la exposición y la vacunación desempeña un papel fundamental en las respuestas de anticuerpos posteriores a la vacunación”. Aunque añade que “es necesario seguir investigando para determinar si estos niveles de anticuerpos más altos proporcionan una mayor protección contra la enfermedad de COVID-19 y cómo este intervalo de dosificación más largo puede afectar a las respuestas de refuerzo".
Elena Vivar