Como varios medios de comunicación han proclamado esta semana, del 10 al 16 de Julio se prevé como una de las semanas más calurosas, iniciando la tan mencionada ola de calor que iba a asolar nuestro país este verano. Esto recuerda la gravedad en la que se encuentra nuestro planeta en la actualidad, ya que los grados centígrados de la capa de ozono suben estrepitosamente cada año con la consecuencia del derretimiento de los polos. Por eso los científicos no paran de buscar soluciones a este problema, además de alertar a la población de que cada vez entramos más en un punto de no retorno.
Las soluciones más planteadas actualmente tienen que ver con los movimientos sísmicos de los volcanes y todo lo que rodea a este ámbito. Según describe el artículo digital del National Geographic, Una supererupción volcánica contra el calentamiento global, tras varias erupciones destacables a lo largo de los años la temperatura media global bajaba debido a los distintos componentes que desataba el volcán, principalmente azufre y cenizas, siendo estos partícipes en reflectar los rayos UVA que afectan a la capa de ozono, disminuyendo así el CO2. En este mismo artículo, se plantea la posibilidad de provocar de manera artificial estos sismos para intentar bajar la temperatura de forma que no haya un punto de no retorno. Sin embargo, esta opción es inviable porque es una intrusión no natural en el sistema climático, lo que provocaría un cambio en el ecosistema, afectando principalmente en la microfísica de las nubes.
Otra opción es la que plantea la BBC News en su artículo digital El "polvo mágico" que puede ayudar a combatir el calentamiento global, y consiste en la utilización de los pedazos de basalto, es decir, utilizar estas piedras volcánicas en la cultivación del campo, esparciéndolas, lo que, a través de un proceso que se explica detalladamente en el artículo mencionado, se conseguiría la desaparición del carbono debido a la erosión de la lluvia. La empresa UNDO es la que esta intentando llevar a cabo esta iniciativa para que se implante en un futuro, ya que de momento no se ha encontrado ninguna incongruencia que pueda afectar a los cultivos o los ecosistemas. En definitiva, esta medida tiene un buen planteamiento, y tal vez pueda llegar a ser una solución eficiente si se llega a implementar de forma masiva.