ALTAS CONCENTRACIONES DE POLEN PUEDEN INCREMENTAR LA TASA DE INFECCIONES POR COVID-19
Las concentraciones elevadas de polen en el aire provocan una respuesta inmunitaria más débil en el organismo, especialmente en las vías respiratorias. Por ello y según un estudio publicado por la Universidad Técnica de Múnich y el Helmholtz Zentrum München, en Alemania, el riesgo de contraer COVID-19 es más elevado si existen mayores cantidades de grano de polen en el aire.
La temperaturas suaves, intensas nevadas y precipitaciones durante el invierno, pueden provocar un mayor crecimiento y polinización de las plantas que causan más alergias. David Baquero, portavoz de la Sociedad Española de Alergia e Inmunología Clínica (SEAIC), asegura que “como consecuencia de este invierno, se espera un aumento de los niveles de polen” y añade que las temperaturas tan bajas registradas durante muchos días en varios puntos del país “han favorecido el enraizamiento de plantas como las gramíneas salvajes”.
Los datos de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) reflejan que las alergias afectan a más de 8 millones de españoles y las gramíneas son las principales responsables de estas alergias -afectando a cerca de 7 millones de personas en nuestro país- seguido de plantas como el olivo, arizónica, plátano de sombra, salsola y parietaria.
Los autores del estudio de la Universidad Técnica de Múnich advierten de que cuando un virus entra en el cuerpo de una persona, las células que están infectadas suelen liberar proteínas mensajero. Son conocidas como interferones y sus propiedades antivíricas hacen que las células de alrededor incrementen sus defensas y además "de manera adicional, se activa una respuesta inflamatoria apropiada para combatir el virus".
De esta manera, los investigadores pudieron confirmar que, si las concentraciones de polen en el aire son elevadas y los granos se inhalan junto con las partículas del virus, el cuerpo genera menos interferones. Lo que se traduce en una menor capacidad de reacción ante el virus. "La respuesta inflamatoria benéfica queda igualmente afectada. Por lo tanto, en días con elevadas concentraciones de polen, puede conducir a un incremento del número de afecciones respiratorias", explica el estudio. Dentro de estas afecciones incluyen al COVID-19 y añaden que “irrelevante” el tipo de polen al que se tenga alergia, todos provocan menor número de interferones en el organismo.
Para la realización del estudio, se analizaron los datos de polen de 130 estaciones en 31 países de los cinco continentes. Tras el análisis de los resultados se observó que la humedad y la temperatura del aire influyen en la tasa de contagios y que la presencia de polen en el aire puede explicar el 44% de las variaciones en las tasas de infección. Además, el informe concluye que de media las tasas de infección por COVID-19 crecieron un 4% con cada aumento de 100 granos de polen en el aire por metro cúbico. De hecho, en aquellas ciudades dónde se registraron concentraciones de hasta 500 granos de polen por metro cúbico al día, la tasa de infección aumentó más del 20%.
Los investigadores aconsejan que para los meses de primavera, las mascarillas que se utilicen sean capaces también del filtrar las partículas de polen, sobre todo en aquellas personas que forman parte de los grupos de alto riesgo. "Usar una máscara de filtrado de partículas cuando las concentraciones de polen son altas puede mantener tanto el virus como el polen fuera de las vías respiratorias", advierten los autores del estudio, que también señalan la importancia de informar sobre el riesgo que supone el polen frente a la pandemia.