PRUEBA RÁPIDA DE ANTÍGENOS, PCR Y TEST SEROLÓGICO: ¿QUÉ LES DIFERENCIA?
Llevar a cabo pruebas diagnósticas se ha convertido en uno de los pilares para controlar la pandemia de COVID-19. El test de antígenos, la PCR o el test serológico eran antes completos desconocidos para la mayoría de la población. Ahora, es raro el día que no se escucha hablar de ellos. A pesar de que llevan formando parte de nuestra cotidianeidad desde hace algo más de un año, todavía existen dudas sobre qué es lo que detectan y que diferencias hay entre cada uno de ellos.
De manera general, y según el Ministerio de Sanidad, existen dos clasificacionesque dividen los test en dos grupos: los que detectan al virus en su fase activa dentro del organismo, que se realizan a través de Pruebas Diagnósticas de Infección Activa (PDIA); y los que van dirigidos a analizar la presencia de anticuerpos que puede indicar si se ha pasado la enfermedad o se ha estado en contacto con el virus, en este caso con el SARS-CoV-2.
Dentro de las PDIA se encuentran la PCR y la prueba rápida de antígenos. La primera, cuyas siglas traducidas al castellano significan “Reacción en Cadena de la Polimerasa”, analiza un fragmento del material genético del virus. En el caso del COVID-19, se analiza el ácido nucleico o ARN cuya presencia significa que la enfermedad se encuentra activa dentro del organismo. Es la prueba más fiable y de uso recomendado por las autoridades sanitarias. Se realiza tomando una muestra de material genético de las fosas nasales y/o la garganta del paciente. Si el resultado es positivo quiere decir que hay multiplicación viral, es decir, que el enfermo es capaz de contagiar la enfermedad. Solo cuando el resultado de esta prueba es negativo es cuando se considera que la persona ya no es potencialmente contagiosa.
La prueba rápida de antígenos que también pertenece a las Pruebas Diagnósticas de Infección Activa se obtiene de la misma forma que la PCR, es decir, se toma una muestra del interior de las fosas nasales y/o la garganta mediante un bastoncillo con un hisopo. En esta muestra se podrán analizar y detectar proteínas específicas denominadas antígenos que se encuentran en la superficie del virus. Estos antígenos funcionan como marcadores, es decir, su presencia indica la existencia de una infección activa. Los resultados se obtienen entre quince y veinte minutos y aparecen en el propio dispositivo donde se ha depositado la muestra: si solo se marca una línea significa que el resultado es negativo, si aparecen dos significa que la persona está contagiada. Gracias a este tipo de test se consigue diagnosticar y detectar a las personas que están desarrollando la enfermedad y que tienen un alto potencial para contagiar.
Tanto la PCR como el test de antígenos, según la información publicada por el Gobierno, están destinados a personas que tiene síntomas de COVID-19 o han tenido con contacto estrecho con personas que ya estaban contagiadas.
Con respecto a las pruebas destinadas a detectar la presencia de anticuerpos existen tres tipos de test serológicos: el test rápido de anticuerpos, el test ELISA y el test CLIA. El test rápido de anticuerpos es el que está más generalizado a la hora de localizar a las personas que ya han pasado la enfermedad o que han estado en contacto con el virus. Para llevarla a cabo es necesario analizar una muestra de sangre del paciente a través de la cuál se podrá conocer si la persona ha desarrollado algún tipo de inmunidad al COVID-19. Los resultados se obtienen en unos diez minutos. Este tipo de pruebas no están enfocadas a la detección precoz del virus pues sus resultados son útiles y efectivos a partir de las dos semanas de la infección, que es el tiempo que tarda el organismo en fabricar anticuerpos.
El test ELISA forma parte también de los test serológicos y su objetivo es el mismo que el del test rápido de anticuerpos. La diferencia es que con este tipo de test se necesita tomar la muestra de sangre con un pinchazo en vena, tarda unas 48 horas en ser analizada y mide os anticuerpos de tipo IgG e IgM. El punto fuerte de este tipo de test es que muestran una gran sensibilidad y especificidad ante la muestra de sangre y cuanto mayor sea la sensibilidad del test mayor será su capacidad de detectar personas que hayan pasado la enfermedad. Esto significa que los test ELISA tienen un porcentaje mucho menor de falsos positivos y falsos negativos que los test rápidos de anticuerpos.
Por último, los test CLIA son una variante de los test ELISA. Se diferencian de los anteriores en que tienen una precisión aún mayor a la hora de analizar las muestras. Este tipo de test utiliza una reacción quimioluminiscente que emite una luz característica cuando localiza la enzima acoplada al anticuerpo. Los resultados se obtienen a las 48 horas de haber realizado la prueba.