LOS SÍNTOMAS DEL COVID PERSISTENTE PODRÍAN DEBERSE AL EFECTO DEL VIRUS EN EL NERVIO VAGO
Una nueva investigación surgiere que muchos de los síntomas que actualmente están relacionados con el síndrome post-COVID o COVID persistente podrían deberse al efecto que causa el virus en el nervio vago, uno de los nervios más importantes del cuerpo humano debido a su multifuncionalidad.
El COVID-19 persistente se ha definido como un síndrome potencialmente incapacitante que a día de hoy afecta a entre un 10 y 15% de los sujetos que sobreviven al virus. El estudio que se presentará en el Congreso Europeo de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas (ECCMID 2022) el próximo mes de abril en Lisboa propone que la disfunción del nervio vago (VND) causada por el SARS-CoV-2 podría ser la causa de algunos síntomas del COVID persistente como: la disfonía o problemas de voz persistentes; la disfagia, es decir, dificultad para tragar; los mareos; la taquicardia; la hipotensión ortostática o presión arterial baja; y la diarrea.
Para entender la importancia del nervio vago hay que apuntar que este se extiende desde el cerebro hasta el torso, llegando al corazón, los pulmones y los intestinos e interviniendo en procesos como la deglución. Además, este nervio es el responsable de una gran variedad de funciones corporales, como, por ejemplo: el control del ritmo cardíaco, el habla, el reflejo nauseoso, la transferencia de alimentos de la boca al estómago, el movimiento de los alimentos a través de los intestinos o la sudoración.
Los investigadores entre los que se encuentran las doctoras Gemma Lladós y Lourdes Mateu, del Hospital Universitario Germans Trias i Pujol de Badalona, han realizado una amplia evaluación piloto morfológica y funcional del nervio vago en pacientes con COVID de larga duración y síntomas compatibles con la disfunción del nervio vago. De hecho, de un total de 348 pacientes, un 66% -un total de 228 personas- tenían al menos un síntoma asociado al VND.
El estudio no ha terminado y continúa reclutando pacientes. Por el momento, se ha evaluado a un total de 22 personas de las cuales 20 (91%) eran mujeres con una edad media de 44 años. Los síntomas más frecuentes relacionados fueron: diarrea (73%), taquicardia (59%), mareos, disfagia y disfonía (45% cada uno), e hipotensión ortostática (14%). El 86% tenían al menos tres síntomas relacionados con la DVN.
"En esta evaluación piloto, la mayoría de los sujetos de COVID de larga duración con síntomas de disfunción del nervio vago presentaban una serie de alteraciones estructurales y/o funcionales significativas y clínicamente relevantes en su nervio vago, incluyendo engrosamiento del nervio, problemas para tragar y síntomas de alteración de la respiración. Nuestros hallazgos hasta ahora apuntan a la disfunción del nervio vago como una característica fisiopatológica central de la COVID larga", apuntan en el documento.
En las ecografías se pudo observar que seis de los 22 pacientes, es decir, el 27% tenían alteraciones del nervio vago en el cuello, que incluían tanto el engrosamiento del nervio como cambios reactivos inflamatorios leves.
Asimismo, en las pruebas de imagen torácicas se pudo observar un aplanamiento de las "curvas diafragmáticas" en 10 de los pacientes. Esta patología está relacionada con una disminución de la movilidad diafragmática durante la respiración. Además, el 63% de los individuos analizados mostraron una reducción de las presiones máximas de inspiración, algo que esta directamente ligado con la debilidad de los músculos respiratorios.
Aparte de las funciones respiratorias, también se observaron anomalías en otras funciones como la alimentaria y la digestiva. El 72% tenían problemas para tragar y el se observó reflujo gastroesofágico en el 47% de los sujetos evaluados. De las personas con reflujo gastroesofágico el 44% sufría dificultades para llevar la comida al estómago y tres de ellos tenían hernia de hiato, que se produce cuando la parte superior del estómago sobresale a través del diafragma hacia la cavidad torácica.
Otra de las pruebas relacionada con la voz y denominada Índice de Discapacidad Vocal 30 reflejó que el 88% de los que sufrían anomalías en la voz también padecían disfonía que es la pérdida del timbre normal de la voz.
Elena Vivar