LOS PROBLEMAS CARDIOVASCULARES PROVOCADOS POR EL COVID-19 TAMBIÉN AFECTAN A PACIENTES JÓVENES Y SANOS
Hasta ahora los efectos graves del COVID-19 han estado asociados a personas mayores o con patologías previas, pero dos nuevos estudios advierten del riesgo que puedo suponer contraer la enfermedad para personas jóvenes y sanas.
Las investigaciones publicadas recientemente en el 'International Journal of Environmental Research and Public Health' y en la revista 'Neurosurgery' ponen de manifiesto que el virus puede llegar a aumentar el riesgo cardiovascular y cerebrovascular de personas que no necesariamente tengan patologías previas o estén en una edad más avanzada.
De hecho, investigadores de la Universidad Thomas Jefferson de Estados Unidos han visto que los pacientes con COVID-19 que habían sufrido graves secuelas a nivel cerebrovascular eran más jóvenes y difíciles de tratar.
Los resultados del estudio de la universidad de Pensilvania ratifican los datos extraídos de anteriores investigaciones. Los expertos explican además que "los pacientes con accidente cerebrovascular que dieron positivo de COVID-19 a menudo eran más jóvenes, tenían múltiples vasos grandes bloqueados y, a menudo, tenían peores resultados que nuestros pacientes habituales".
Asimismo, una vez finalizada la investigación el equipo científico ha observado que los pacientes con COVID-19 que habían desarrollado un problema cerebrovascular tenían muy pocos factores de riesgo cardiovascular habituales, como pueden ser la hipertensión, las enfermedades cardíacas o la presión arterial alta, en relación con los pacientes que tuvieron problemas cerebrovasculares sin COVID-19.
El otro estudio desarrollado por investigadores de la Universidad Estatal de São Paulo (UNESP) en Brasil han conseguido demostrar que la infección leve o moderada por SARS-CoV-2 también puede provocar un desajuste en el sistema cardiovascular de adultos jóvenes que no tenían patologías previas.
El estudio de la universidad brasileña forma parte de un proyecto más amplio denominado 'Fit-COVID'. Su objetivo principal es explicar algunos aspectos que la comunidad científica no ha podido desvelar sobre la historia natural de la enfermedad, haciendo especial hincapié en los marcadores inmunitarios, inflamatorios y metabólicos. Al mismo tiempo, otro de los objetivos marcados por el equipo de investigadores es llevar a cabo una evaluación de los efectos moduladores de la actividad física y la composición corporal causados por el COVID-19.
El hallazgo más importante de este estudio ha sido demostrar que las personas que habían tenido COVID-19, aunque hubiese sido con síntomas de leves a moderados, tenían una frecuencia cardiaca más alta. Además, tal y como señalan los autores, a raíz de esta investigación han podido obtener nuevos conocimientos sobre el papel del índice de masa corporal (IMC) y la actividad física en las personas que han pasado la enfermedad, algo decisivo para poder mejorar el tratamiento de los síntomas persistentes.
Elena Vivar