PRODUCEN CUERO BIODEGRADABLE MEDIANTE UN HONGO Y DESECHOS DE ALIMENTOS
Investigadores de la Universidad de Boras, en Suecia, han aprovechado un hongo para convertir desechos de alimentos en piel sintética, productos de papel o sustitutos del algodón, biodegradables y comparables a los materiales tradicionales.
El hallazgo que ha sido presentado en la reunión de primavera de la American Chemical Society (ACS), pone sobre la mesa una opción mucho más eficiente de producir cuero. Según los investigadores, su cuero fúngico se produce en menor tiempo que cualquiera de los sustitutos actuales y además es 100% biológico.
La motivación de este estudio nace a partir de los altos niveles de contaminación que provoca la fabricación de textiles a partir de petróleo, y también a la escasez de algodón. El propósito de la doctora Akram Zamani, autora principal de la nueva investigación, era por tanto resolver estos problemas, y hacerlo a partir de materiales más sostenibles derivados de hongos.
"Esperamos que puedan reemplazar el algodón o las fibras sintéticas y el cuero animal, que pueden tener aspectos ambientales y éticos negativos", declara Zamani. "En el desarrollo de nuestro proceso, hemos tenido cuidado de no utilizar productos químicos tóxicos ni nada que pueda dañar el medio ambiente", concluye.
Para llevar a cabo este experimento, los investigadores recolectaron pan de supermercado sin vender, que secaron y convirtieron en pan rallado. Posteriormente lo mezclaron con agua en un reactor a escala piloto y después agregaron las esporas de un hongo que suele encontrarse en los alimentos en descomposición, el Rhizopus delemar.
Según el hongo iba alimentándose del pan, iba también produciendo fibras naturales microscópicas hechas de quitina y quitosano que se acumulaban en sus paredes celulares. Tras dos días, el equipo de investigadores recolectó las células, prescindiendo de los lípidos, las proteínas y otros subproductos que podrían reutilizarse en alimentos o piensos. Lo que quedó fue un residuo gelatinoso que estaba compuesto de las paredes celulares fibrosas. Este material se transformaba en hilo que podría llegar a utilizarse en suturas o textiles para curar heridas y tal vez en ropa.
Paralelamente, las células fúngicas se extendieron y se secaron con el objetivo de hacer materiales similares al papel o al cuero. Sin embargo, los primeros resultados no fueron del todo aceptables ya que el cuero producido era demasiado delgado y no lo suficientemente flexible, explica la doctora Zamani.
Por ello, ahora mismo el equipo está trabajando en versiones más gruesas mediante la acumulación de capas. Asimismo, entre esas capas superpuestas, están incluyendo capas tratadas con taninos derivados de árboles, combinadas con otras tratadas con álcali, cuyo fin es dar fuerza y suavidad a la estructura.
Los hallazgos conseguidos aún no pueden ser aplicados a sistemas de producción reales, pero Zamini se muestra optimista: "Nuestras pruebas recientes muestran que el cuero fúngico tiene propiedades mecánicas bastante comparables al cuero real". Además, su método de producción es mucho más rápido que los sustitutivos más cercanos y mucho menos contaminante. Y es que actualmente ya existen algunas pieles fúngicas en mercado, pero sus revestimientos contienen capas de refuerzo nocivas para el medio ambiente hechos de polímeros sintéticos derivados del petróleo, como el poliéster. Y esta es una de las grandes ventajas competitivas que tienen los productos del equipo de la Universidad de Boras. Sus prototipos consisten únicamente en materiales naturales y, por lo tanto, biodegradables.
Elena Vivar