LA PASTILLA CONTRA EL COVID-19 CADA VEZ ESTÁ MÁS CERCA: PFIZER Y MERCK YA REALIZAN ENSAYOS CLÍNICOS
Combatir el COVID-19 tomando una pastilla podría ser posible gracias a las investigaciones realizadas por las farmacéuticas Pfizer y Merck. El tratamiento oral con antivirales prevendría el desarrollo de síntomas y la enfermedad grave traes contraer el virus. Pero este método “no sustituiría a la vacunación” advierten los expertos.
Similar a lo que ocurre con cualquier procedimiento en el que se recetan antibióticos orales, el tratamiento sobre el que están realizando los ensayos clínicos consistiría en tomar una pastilla una vez al día durante un periodo corto de tiempo -entre cinco y diez días- justo después de haberse diagnosticado la presencia del virus.
Este tipo de antivirales son tratamientos que ya se utilizan para otras infecciones virales como la hepatitis C y el VIH. Una de las pastillas más conocidas y de uso generalizado es Tamiflu, una píldora que se receta para tratar la gripe y que es capaz de acortar su duración, además de reducir el riesgo de hospitalización si se administra rápidamente.
Aunque todos estos medicamentos están desarrollados para tratar y prevenir infecciones virales en personas y animales, su funcionamiento es distinto en función del tipo de píldora que sea. Puede diseñarse para estimular el sistema inmunológico, para combatir infecciones, para bloquear los receptores y que los virus no puedan invadir las células sanas e incluso para reducir la cantidad de virus activo en el cuerpo.
Los investigadores aseguran que si estas pastillas se administran al poco tiempo de contraer el virus sería posible evitar un caso grave de COVID-19 y prevenir la propagación.
Actualmente se están probando dos antivirales distintos y los resultados se espera que lleguen para finales del otoño o invierno de este mismo año. "Creo que tendremos respuestas sobre lo que estas píldoras son capaces de hacer en los próximos meses", ha afirmado en declaraciones para la Agencia EFE, Carl Dieffenbach, director de la División de SIDA del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos, que supervisa el desarrollo de estos fármacos.
Los que van a la cabeza de las investigaciones son los laboratorios de Merck & Co. y Ridgeback Biotherapeutics. Su medicamento, denominado Molnupiravir se encuentra en la Fase 3 del ensayo clínico. La primavera pasada se realizó un ensayo inicial de 202 participantes que mostró que el Molnupiravir reducía rápidamente los niveles de virus infecciosos. Por todo ello, se espera que durante las próximas semanas lo presenten ante la FDA (Administración Federal de Alimentos y Medicinas, por sus siglas en inglés) para una aprobación urgente, con la intención de ponerlo en el mercado lo antes posible.
Por ahora, la FDA solo ha aprobado un tratamiento antiviral para combatir el COVID-19: el Remdesivir. Este medicamento se administra en hospitales de forma intravenosa a pacientes muy graves. La píldora que están diseñando sería algo mucho más sencillo y accesible para todo tipo de pacientes.
El antiviral de Pfizer, la otra farmacéutica estadounidense, también está diseñado para prevenir el COVID-19 en personas expuestas al virus y según ha confirmado la compañía ha comenzado los ensayos clínicos Fase 2 y Fase 3. La tercera fase de este ensayo clínico involucrará a un total de 2.600 adultos que comenzarán a recibir el tratamiento desde el momento en el que tengan señales de infección por COVID-19 o sepan que estuvieron expuestos al virus. Los voluntarios recibirán de manera aleatoria dos veces al día durante cinco o diez días una combinación de PF-07321332 -así ha denominado Pfizer a su antiviral- y ritonavir, o un placebo. El objetivo principal de esta prueba es determinar y confirmar la seguridad y eficaciade los medicamentos en relación a su capacidad para prevenir una infección de SARS-CoV-2 y el desarrollo de síntomas hacia el día 14.
Todos los expertos coinciden en que, aunque la entrada de tratamientos orales sería un gran avance en la carrera contra el COVID-19, esto no debería empañar los esfuerzos por lograr una vacunación masiva ya que las pastillas no sustituyen la función de la vacunación, sino que son otra herramienta más de la que valerse para combatir el virus.