LOS MÉTODOS DE INVESTIGACIÓN DIFICULTAN EL ESTUDIO DE LOS ASINTOMÁTICOS POR COVID-19: UNOS LOS SUBESTIMAN, Y OTROS LOS SOBREESTIMAN
La mayor parte de las infecciones por SARS-CoV-2 no fueron persistentemente asintomáticas, y las asintomáticas fueron menos infecciosas que las sintomáticas. Así lo respalda la nueva actualización de una revisión sistemática y un metaanálisis publicados en la revista de acceso abierto 'PLOS Medicine' por Diana Buitrago-García, de la Universidad de Berna (Suiza), y su equipo de investigadores.
Desde que se descubrió que existía la posibilidad de contagiarse de COVID-19 y no presentar síntomas, las dudas sobre el nivel y los riesgos de este tipo de infecciones asintomáticas por el SARS-CoV-2 han estado y siguen están presentes tanto en la comunidad científica como en la sociedad.
Hasta ahora y debido a los métodos de investigación, hay estudios que pueden sobreestimar la proporción verdadera de infecciones asintomáticas, ya que evalúan a las personas en un solo momento y clasifican a las personas que posteriormente desarrollan síntomas como asintomáticos en lugar de presintomáticos.
Otros estudios, al contrario, pueden llegar a subestimar las infecciones asintomáticas debido a que los diseños de investigación en los que se basan tienen más probabilidades de incluir participantes con síntomas.
El nuevo documento, realizado por los investigadores de la Universidad de Berna, es una actualización de una revisión sistemática actualizada regularmente y publicada por primera vez en abril de 2020. En ella se incluyen estudios adicionales y más recientes hasta julio de 2021. Además, también cuenta con 130 estudios basados en los datos de 28.426 personas con SARS-CoV-2 en 42 países, incluyendo 11.923 personas definidas como con infección asintomática.
Los estudios incluidos eran extremadamente diferentes, por ello el meta-análisis no pudo calcular una estimación única de la tasa de infección asintomática, aun así, estimó que entre el 14% y el 50% de las infecciones eran asintomáticas. Asimismo, los investigadores descubrieron que la tasa de ataques secundarios, es decir, el riesgo de transmisión del SARS-CoV-2 era aproximadamente dos tercios menor en las personas sin síntomas que en las que tenían síntomas.
A raíz de estos datos, los autores afirman que "si tanto la proporción como la transmisibilidad de la infección asintomática son relativamente bajas, las personas con infección asintomática por el SARS-CoV-2 deberían representar una proporción menor de la transmisión global que los individuos presintomáticos”. Y añaden que "cuando los niveles de transmisión del SARS-CoV-2 en la comunidad son elevados, es necesario mantener las medidas de distanciamiento físico y el uso de mascarillas para evitar la transmisión por contacto estrecho con personas con infección asintomática y presintomática".
Por último, la coautora de esta nueva publicación, Nicola Low, señala que "todavía no se conoce la verdadera proporción de infección asintomática por el SARS-CoV-2, y sería engañoso basarse en una sola cifra porque los 130 estudios que revisamos eran muy diferentes. Sin embargo, las personas con una infección verdaderamente asintomática son menos infecciosas que las que presentan una infección sintomática".
Elena Vivar