¿CÓMO FUNCIONAN LAS VACUNAS CONTRA EL COVID-19?
Todas las inmunizaciones tienen el mismo objetivo: preparar al sistema inmunitario para reconocer al coronavirus y combatirlo con la menor sintomatología y la mayor brevedad posible. Sin embargo, hay muchas maneras de llegar al mismo objetivo. Como prueba de ello están las distintas vacunas que existen actualmente contra el COVID-19.
Todas las vacunas aprobadas y reservadas por la Unión Europea tienen en común que actúan contra la proteína S, una parte del virus en forma de punta que es la que se adhiere a las células y provoca la entrada del COVID-19 en nuestro organismo. Introducir esta proteína ha sido la clave para conseguir una respuesta inmunitaria contra el virus, y puede conseguirse a través de: ARN mensajero, vector vírico o subunidades proteicas:
1. ARN Mensajero. Tal y como explican los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, su funcionamiento se basa en ordenar a las células del organismo producir la proteína S, o una porción inocua de la misma. Cuando las instrucciones, es decir los ARNm, llegan a las células, estas fabrican y producen la proteína. El sistema inmunitario reconoce entonces a esa proteína como un cuerpo extraño, algo que no debería estar ahí, y comienza a producir linfocitos T y linfocitos B que serán los encargados de combatir el virus y de recordar cómo hacerlo si en un futuro vuelve a entrar en el organismo. Hasta la fecha, la Comisión Europea ha aprobado dos vacunas de este tipo que son la de BioNTech/Pfizer y la de Moderna. A estas dos podría sumarse la de la farmacéutica alemana CureVac que tiene previsto presentar sus estudios de eficacia a finales de marzo.
2. Vectores víricos. Las vacunas que actúan a través de vectores víricos también dan instrucciones a las células para que produzcan sobre su superficie la proteína S, pero en este caso lo hacen mediante una versión debilitada y modificada de un virus diferente al COVID-19, pero con material genético de este mismo. Una vez que el vector viral entra dentro de las células, el material genético les ordena producir la proteína S, propia del COVID-19, y así es como nuestro organismo comienza a crear anticuerpos y linfocitos T. Por el momento, la única vacuna de este tipo que ha sido aprobada es la de AstraZeneca, que según se específica en el prospecto, está basada en el adenovirus modificado de un chimpancé. Otra vacuna de este tipo que podría ver la luz pronto es la de Johnson & Johnson, formada a partir de un adenovirus humano (el Ad26).
3. Subunidades proteicas. Este tipo de vacunas funcionan mediante partes específicas del virus, es decir, mediante proteínas inocuas del virus, en lugar del germen completo. Para que el organismo active el sistema inmunitario se introducen pequeños fragmentos de la famosa proteína S junto con sustancia o una combinación de sustancias que potencian la respuesta inmunológica, las células se dan cuenta de la presencia de esta proteína que para ellas es un agente desconocido y se defienden. Como solo se utiliza una parte del agente infeccioso no hay riesgo de que este se replique y de que por lo tanto pudiera causar una infección. Este método se ha utilizado ya para combatir enfermedades como la hepatitis A, la hepatitis B y la gripe. En relación al COVID-19, todavía no se ha dado el visto bueno a ninguna vacuna, pero hay una que podrían aprobarse próximamente: la de Novavax, fabricada en Galicia, se encuentra en la fase tres de los ensayos clínicos y hasta ahora ha podido probar el 89,3% de eficacia tras la segunda dosis. La ministra de Sanidad, Carolina Darias, ha declarado que si todo va bien se podría contar con ella a partir del mes de abril, en adelante".